2017/05/22

Encuadrar el reclamo de los docentes

 (para La Tecl@ Eñe)

El reclamo de los docentes debiera permitirnos -además de adherir a su justa lucha- extraer conclusiones básicas acerca de la realidad argentina actual, no solamente en lo referido a la situación económica y social sino también a detectar cómo los principales medios toman un dato de la realidad para introducirlo en el sentido común imperante. Vale aclarar que la manipulación se hace efectiva cuando existe de antemano un interlocutor predispuesto a ello.

Se insiste en que la Educación es un derecho y que no es justo dejar a los chicos privados de clase. También en que el nivel educativo es deficitario y que los docentes no están preparados para hacer frente a dicha tarea. Lo que no se dice es que el principal reclamo es salarial y que está referido a una paupérrima situación económica en la que la inflación se incrementa distanciándose del sueldo de los docentes. Si la Educación pública es mala y los docentes no están preparados para ella, hay que decir que el problema atañe a quien tiene la responsabilidad de planificar la Educación y no endilgarles el problema a los empleados. Estos últimos ya están conchabados y hay que respetar los contratos. Seguramente hay que hacer nuevos planes de Educación y formar docentes para ello pero mientras tanto hay que dar respuestas efectivas a lo existente.
Una pregunta interesante que muchos hacen es: ¿A partir de cuándo se empezó a deteriorar el nivel educativo? La mayoría de las respuestas apuntan a que esto comenzó hace ya un extenso tiempo pero sin dar demasiadas precisiones. Todos señalan que sin Educación no hay futuro y que la misma es un ordenador fundamental. Sin dudas, pero se debiera admitir que la Educación es importantísima siempre y en tanto la sociedad en su conjunto haga de la producción su principal fuente de riquezas. La Educación históricamente siempre fue un complemento indispensable del desarrollo de la fuerza de trabajo y no al revés. Poseer Educación no es la condición de alcanzar un trabajo digno. Este último es propiciado por un desarrollo de la estructura productiva. Ninguna sociedad prepara a los sujetos para actividades imposibles. La Educación pública comenzó a deteriorarse fundamentalmente en los ’90 cuando en la Argentina fuera desmantelada la estructura productiva nacional. Suponer que en un país en donde existe un nivel acentuado de desempleo, de deterioro productivo, de precariedad e incremento de la informalidad, resulta posible que alguien pueda triunfar mediante la Educación es hacer apología de una meritocracia que premia al que triunfa de manera inescrupulosa en la competencia feroz entre pares. Una apología del ya conocido “Sálvese quien pueda”.

En la Argentina, al igual que en el resto de las naciones suramericanas, si no se transforma la matriz productiva, si no se sale de un modelo en el que se privilegia la exportación de commodities para dar pie a un desarrollo de la industria, la Educación pública sólo sirve como núcleo de contención y no como herramienta para la formación de nuevas fuerzas productivas.

Mientras tanto el reclamo de los trabajadores que se hacen cargo de la formación de los niños de este país -tal como este país es y no cómo podría imaginárselo- es completamente genuino. El salario de los docentes hoy no se corresponde con lo que vale la reproducción de la vida de los argentinos. Es demasiado insuficiente. Los responsables de ello lo son también de hacer una Educación pública acorde a las necesidades nacionales. 


Berisso, 13 de marzo de 2017

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