2024/03/09

Viaje de un naturalista alrededor del Mundo


 Desde hace algunos años me adentré en la lectura de Charles Darwin y si se quiere me trastocó la cabeza. En todo caso esa lectura logró que alguien formado principalmente en la lectura de Marx y Freud pudiera encontrar una cantidad importante de nexos para articular un montón de piezas sueltas que si bien estaban desarrolladas por separado, resultaban algo difícil vincular, más allá de que siempre uno intenta unirlas con un resultado provisorio y que a uno mismo no lo termina de convencer.

Nadie desconoce a Darwin y muchos adhieren a sus ideas pero lo hacen a partir de sus grandes trazos gruesos. En todo caso ése era también mi caso. La relectura del  texto de Engels, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre me sugirió comenzar a leer directamente a Darwin. Había que rastrear por ende, aquella  afirmación freudiana acerca de una de las más grandes heridas narcisísticas de nuestra especie.

Darwin vino a consolidarme. una posición filosóficamente materialista que uno acarrea desde hace más de 50 años. Hay conceptos como la Selección Natural que pueden ser utilizados por ejemplo en la economía y servir para entender el devenir histórico de la humanidad. Cualquier desviación o comportamiento humano con respecto al de los animales sólo puede encontrar en la selección natural su determinación en última instancia. El enigma de la Esfinge en el Edipo de Sófocles, un animal con ciertas dificultades anatómicas que si no es visto en su sola actualidad, se debiera desprender que es alguien que está mutando para alcanzar un nuevo equilibrio, si este último fuera posible.  Estas cosas me llevaron a pensar en que no sería descabellado desarrollar una biopolítica emancipatoria.

El Viaje de un naturalista alrededor del Mundo, es creo una obra imprescindible para cualquier lector profano con cierta formación intelectual.

2024/03/07

Comportamiento animal y humano

 

Lorenz y los gansos

Señalaba  en 1965 Konrad Lorenz , en el prólogo a su libro Comportamiento animal y humano, que la etología es “el estudio biológico del comportamiento de los animales”. Decía Lorenz que la misma es una ciencia relativamente moderna, ya que anteriormente la zoología no tenía en cuenta el estudio del comportamiento. Se indagaba sólo sobre la anatomía y la fisiología.

Si el estudio del comportamiento animal, tuvo por ese entonces alguna iniciativa, la misma se basó principalmente en la psicología humana que obviamente, no tuvo su punto de partida en las ciencias naturales sino en la filosofía.

 Por su parte esta influencia de la psicología tuvo dos fuentes de importancia. La purposive psichology inglesa de corte vitalista y el behaviorismo estadounidense de corte mecanicista.

Para la escuela inglesa, los “instintos”, a saber, las formas innatas de comportamiento, resultaban procedentes de un factor sobrenatural que necesariamente debía quedar  por fuera de cualquier estudio de base biológica. 

Para el conductismo norteamericano los instintos no existen ya que cualquier actividad animal no deja de ser una respuesta automática a estímulos externos. Son simples reflejos o reflejos condicionados.

De esta forma cualquier acto propio de una especie no puede ser englobado como una respuesta específica en torno a la selección natural, ni tampoco pueden explicarse así las diferencias morfológicas propias. Todo eso pasaría según Lorenz a constituir “una especie de tierra de nadie situada entre los dos frentes representados por las dos escuelas contrapuestas entre sí”.

Fueron según Lorenz, los zoólogos Charles Otis Whitman y Oskar Heinroth quienes por separado lograron establecer que las formas de comportamiento se corresponden a características propias, distintivas y permanentes de cada especie animal, ajustándose esas conductas a los sesgos morfológicos anatómicos de cada especie.

El comportamiento animal -de esta manera-, es propio a la conformación anatómica de cada especie. A lo largo de la evolución, los seres vivos desarrollan determinadas características para hacer frente a la selección natural. Son precisamente las ventajas que encuentra una especie en cierto comportamiento las que hacen que esas características vayan perfeccionándose.

Lorenz va a poner como ejemplo a los gatos, precisando el para qué de sus uñas curvas y puntiagudas. Se dirá que “para cazar ratones”, aunque señalaba  que esa no es una finalidad a priori, extranatural, sino que esas características las fue adquiriendo con el correr de su evolución genética en tanto debía contar con ellas para su sobrevivencia. De esta manera un comportamiento específico como cazar ratones puede y debe ser estudiado por la biología y no por ninguna rama que entienda ese comportamiento como algo determinado por vaya a saber qué causalidad ajena.

Si la biología es el estudio de determinados procesos materiales que rigen la vida, como por ejemplo los procesos químicos o fisiológicos, habría que decir que existen ciertos procesos materiales que aún no fueron descubiertos o que simplemente fueron esbozados e incluso rechazados en nombre de un cientificismo conservador. El caso de los descubrimientos freudianos por ejemplo.

Sobre el Ello

 


Nada de lo que Freud haya desarrollado puede ser entendido sin considerar que no hay Ello sin cuerpo ya que sin cuerpo no hay síntoma.

Freud probablemente haya reducido el Ello a su andarivel puramente verbal. Esta reducción obedece a ajustarlo a lo propiamente clínico. Pero cualquier impresión propia a los diferentes sentidos, como palpar, oler o visualizar no dejará de estar presentes en el trabajo del sueño.

En lo estrictamente clínico, lo importante del sueño es lo que el paciente puede relatarle al analista. Pero cualquiera sabe que en los sueños existen restos visuales que no necesariamente deben ser interpretados. El escenario del sueño es ese escenario construido a partir de los distintos escenarios en los que el sujeto desarrolla su vida. Una calle o una vivienda que obviamente a lo largo de los años se transforman, pero que conservan su identidad.

Ello no puede separase del cuerpo ni de esos escenarios. La ilusión de que el cuerpo no es lo mismo que el alma, es una ilusión puramente yoica. El síntoma es lo que nos lo recuerda insistentemente. El cuerpo de hoy tampoco es igual al de ayer pero cuando un perfume determinado irrumpe en nuestro olfato, su inmediato recuerdo nos puede hacer viajar decenas de años.

2024/02/24

Aspectos del saber

 


Cuando preparaba la infusión, separaba cuidadosamente las hojas más pequeñas de las más grandes y también de los pequeños tallos. El resultado era un sabor bastante especial  con ciertos efectos para calmar el dolor corporal. Sabía a la perfección que tanto el sabor como sus efectos están concentrados en las hojas pequeñas. Lo que se desecha sólo sirve para atenuar esas cualidades.   

A esto lo sabía desde pequeño. Se lo había escuchado a sus progenitores y a casi todo el círculo que lo rodeaba. Son saberes que se transmiten de generación en generación y que a la larga o se perfeccionan o tienden al desuso.

En algún momento hubo quienes experimentaron tanto con respecto a su sabor como sus efectos, hasta lograr cierta certeza al respecto. De igual manera esas mismas personas fueron domesticando a las plantas para poder hacer un uso más exhaustivo que, el que se le puede dar a ciertas especies vegetales que no aportan grandes beneficios.  

Cuando uno recorre algún borde serrano, podrá detectar diferentes tipos de plantas. Muchas de ellas se utilizan como hierbas digestivas principalmente. Cómo se descubrieron esos beneficios. No se puede creer que haya ido algún genio sobrenatural a dar la revelación, aunque esa idea pueda estar presente en algunos mitos.

Tiene que haber habido un proceso multigeneracional de experimentación, con tal vez algunos riesgos incluidos. Hasta alcanzar resultados evidentes que seguirían siendo transmitidos  de generación en generación, incluso perfeccionándolos.

Cuando a diario actuamos hacemos algo muy similar a la selección de las hojas pequeñas para la infusión. Lo hacemos en casi todos los movimientos y reacciones espontáneas, aunque ello se evidencia mucho más en actividades de tipo productivo. Distinguir lo innato de lo adquirido en cosas como estas se torna bastante arduo. De generación en generación se transmiten ciertos rasgos culturales con la misma rigurosidad de lo genético.

2024/02/16

Diferencias de enfoque

 


Si entre dos adiestradores de perros surge un fuerte debate acerca de cómo debe ser su tarea, un debate casi irreconciliable, es porque entre ambos no coinciden en qué es un perro.

Estoy convencido de que las profundas diferencias políticas responden a una base similar. No se está de acuerdo en qué es un humano. No se tiene una misma visión acerca de qué es nuestra especie.

2024/01/31

El reino de los sofistas

 


Toda idea. La que sea. No es su simple enunciado. Estamos acostumbrados a defender o denostar ideas a partir de lo que muestran en su superficie.

Toda idea es producto de un proceso de pensamiento que casi siempre desconocemos. Se puede defender algo a rajatablas sin saber que su confección no fue bien realizada.

Hoy el gran problema con las ideas no es su producto acabado sino la manera de producirlas. En el producto obviamos la producción. Hoy prima lo estético del producto acabado.

Aristóteles cuando funda la lógica parte si se quiere del mismo problema. Mientras que los sofistas podían realizar enunciados ingeniosos para ganar discusiones, el filósofo se preocupó en demostrar que ningún enunciado ingenioso por más verosímil que parezca, está exento de ser falaz.

Hoy vivimos en un universo relativista en el que cada uno puede sacar las conclusiones que quiera. Es el paradigma liberal. No está mal si esas conclusiones le sirven a un Robinson Crusoe, pero generan múltiples tensiones cuando la relatividad sobre lo real es compartida. Suponer una vida social sin cierta cohesión ideológica es sin dudas una utopía desestructurante.

2024/01/15

Sobre la eficacia simbólica

 


“Un hombre listo llegó a pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar por la idea de la gravedad” dijo Marx en el prólogo a La Ideología Alemana. “Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de la gravedad”.

Pasados casi 180 años de este texto, hoy se puede seguir escuchando a ese mismo hombre, aggiornado naturalmente, incluso considerándose materialista, haciendo alardes de los poderes sobrenaturales de la eficacia simbólica.

Obviamente la eficacia simbólica existe, no hay dudas sobre eso. La eficacia simbólica se puede constatar tanto en la experiencia psicoanalítica como en los efectos de la ideología sobre la sociedad. Lo que no puede esa eficacia, es contrariar a las leyes de la física, a menos que -sin dejar de contrariarlas- invente al aeroplano.

2024/01/07

El Ello y la cientificidad en Freud



Plantearse la cientificidad del psicoanálisis, no necesariamente significa considerarlo como una ciencia. En el mismo sentido se podría hacer referencia a disciplinas como la medicina, la veterinaria o la agricultura.

Freud distinguía correctamente entre ciencia y arte. La cuestión principal es si ese arte se ocupa de realidades de las que la ciencia puede dar cuenta, convirtiéndolas en objetos científicos; ya que existen artes que no necesariamente se apoyan en esas realidades.

Ningún saber que aspire a ser científico puede negar ciertos principios propios de otras ciencias a menos que intente refutarlos para establecer nuevas conceptualizaciones.

Que la causalidad de las neurosis sea algo que escapa a las determinaciones estrictamente biológicas no significa que niegue a la biología, sino que indaga en ciertas determinaciones no menos materiales y objetivas que los procesos bioquímicos, neuronales o fisiológicos.

A partir de Freud y principalmente de Lacan podemos observar que los procesos psíquicos están regidos por cierta rigurosidad que excede cualquier lógica individual o subjetiva. El inconsciente freudiano está regido por leyes de las cuales, ningún sujeto puede aislarse.

Todo humano al igual que el resto de las especies animales, cuenta con un sistema perceptivo. Freud asocia ese sistema con el Yo. Lo cierto es que, desde el período prenatal, ese sistema se pone en marcha y todo lo que se percibe se va acumulando. Debemos suponer que en el sistema nervioso. Sorprende que cuando un niño comienza a hablar, pareciera que hubiera aprendido todo de golpe. Según Lacan el sujeto que habla antes que nada es hablado.

No solamente escuchamos palabras sino también el modo en que son dichas. Guardamos a su vez todo el caudal auditivo de un modo que podríamos llamar murmullo y a ello se le suman otras cualidades sonoras como la música o determinados sonidos como un timbre, un trueno, una máquina. Hoy el avance tecnológico hace proliferar diferentes percepciones sonoras. El interés no es ser exhaustivo con ejemplos sino dar cuenta de un fenómeno que todos conocemos pero que no siempre advertimos como tal.

A lo auditivo hay que agregarle el caudal visual, olfativo o gustativo. Todo ello confluye en lo que Freud denominaba huellas mnémicas, la memoria. El Presidente Schreber agregaba la voluptuosidad y posiblemente eso sea la matriz perceptiva de la libido freudiana. Una memoria del goce.

Todas las especies animales perciben y deben almacenarlo. De otra manera no podrían advertir el peligro, ni ser adiestrados por el hombre. Todo se guarda y se archiva sin selección. Que haya huellas mnémicas más elocuentes que otras muestra una selección posterior o en todo caso que al ser percibidas, debido a la estructura existente, hayan sido predominantes.

A todo ese caudal guardado que obviamente es mucho más embrollado que en los otros animales, debido a que están sometidos a la complejidad del lenguaje humano, Freud lo denominó Ello. El Yo vendría ser ese filtro selectivo que siempre estará determinado por ese territorio inhóspito del Ello.

En ese punto Freud descubrió al psicoanálisis como tratamiento de las neurosis. A sus pacientes los invitaba a decir lo que se le venga a la cabeza, aunque ello pareciera absurdo o ridículo. La denominada asociación libre que obviamente no era para nada libre. Invitar al paciente a que deje que el Ello hable, como lo hace en el sueño sin que se interponga un filtro o que cuando se tope con lo doloroso tenga que despertar, o en la sesión analítica quedar callado.

Podría decirse que el Ello excede a Freud largamente y que todas las religiones lo trabajaron. En los métodos orientales de meditación hay que buscar un elemento que acalle al Ello: algún número, alguna pequeña frase, un mantra.

En cambio, lo que conocemos como inconsciente freudiano es un tratamiento específico del Ello, a través de un modo interpretativo singular y sujeto a la transferencia, que Freud fue construyendo a partir del abordaje de la histeria. Que Ello hable.