Desde las
actuales condiciones objetivas: el estado de las relaciones de producción y las
fuerzas productivas, no es posible observar ninguna línea tendencial que
conduzca a una sociedad más justa. Cuando Marx pudo esbozar desde el
materialismo científico, la posibilidad de un modo de producción igualitario
(el comunismo) “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.
Esto se realizaría en un complicado
proceso de transición, desde el modo de producir capitalista hasta el
comunista, en el cual desparecerían las clases sociales, el Estado y la
política. Cuando Marx pudo formular eso, sí existían condiciones materiales
para poder llevarlo adelante. Ese tránsito hacia la sociedad de iguales,
implicaba una palanca como la dictadura proletaria o socialismo. Tanto Lenin como
Mao lo plasmaron en la práctica, y lo pusieron a andar. Que no se haya plasmado
en una proyección hacia adelante, merece el más firme compromiso teórico, el
gran desafío teórico del marxismo actual. Por igual, desentrañar la existencia
de formaciones sociales capitalistas avanzadas en países como China y Rusia.
En los ’90 cuando
se proclamó el fin de la historia, y se hizo carne el neoliberalismo, se dijo
incontables veces de que el marxismo había fracasado. Vale señalar que no es lo
mismo fracaso que derrota. El fracaso alude a algo que se vuelve anodino, que toma
la forma de fallido y que por ende no debe pensarse más. Lo que fracasa siempre
debiera ser desechable, implica un estorbo, un obstáculo a sortear. En cambio
en la derrota, se pueden extraer conclusiones, aunque en ella tendrán cabida
todos esos elementos que aluden al fracaso. Incluso en esas derrotas en las
cuales se sabía de antemano que sería así, ya que la relación de fuerzas no
daba para el triunfo. Quien fue derrotada es la lucha proletaria, pero no el
marxismo como artefacto teórico. Quienes fracasaron fueron diversos elementos
anclados en la lucha de los pueblos, que se conservaban como obstáculos. Pensar
que el marxismo ha fracasado es como decir que tras Hiroshima fracasó la física
nuclear. Se podría considerar como un fracaso si no contara con los elementos
necesarios para realizar un análisis de la derrota. Si fuera así los profetas
de la eternidad capitalista tendrían razón. Ellos además sostienen
fervientemente la idea de que el capitalismo es la perfección.
En líneas
demasiado generales se podría definir a la teoría marxista como una herramienta
más de la lucha de clases, haciendo la salvedad que con respecto a otras
concepciones, ésta es científica porque no puede no trazar lineamientos
políticos si no es a partir de una determinación de la economía sobre el resto
del todo social, siendo ese basamento algo que es determinante en última
instancia y que fuera desentrañado con gran rigor científico. En esto hay que
ser bien estricto y severo para señalar que a diferencia de otras doctrinas, el
marxismo si propuso una sociedad más justa no fue por ningún idealismo humanitario,
ni por considerar el bienestar del prójimo. En ello no hay ninguna religiosidad.
Marx planteó una salida alternativa al capitalismo a partir de vislumbrar esa
posibilidad a partir de lo que tenía enfrente de sus ojos. Tanto Lenin, como
Mao o Gramsci también lo hicieron de la misma forma.
La principal
contradicción sigue siendo entre capital y trabajo, pero haciendo la salvedad
de que ninguno de esos dos términos puede articularse en un sujeto unitario,
que se constituya en consonancia con lo que en el Manifiesto se denomina “Burgueses
y Proletarios”. No es que no existan como actores económicos, lo que no tienen
ya es un valor de unidad estructural que los defina como fuerza social o
política. La sensación de este tiempo es la proliferación de contradicciones
secundarias, y que éstas en algunos casos conforman unidades tácticas entre
sectores poderosos con desposeídos. Hoy los principales enfrentamientos se
producen entre fracciones capitalistas o alianzas conducidas por esas
fracciones, e incluso las guerras santas contra el terrorismo y el narcotráfico
representan contradicciones intercapitalistas.
Hoy asistimos a
la crisis de la reproducción ampliada, ya no es posible hablar de “la”
ideología dominante, ella fue balcanizada por el relativismo cultural. Lo que
sí se podría tener en cuenta es un cierto matema de la ideología, algún axioma
o factor común pero nunca algo que se unifique en sus contenidos. Lo que ha
caído es la semántica de la ideología.
2 comentarios:
Estimado Osvaldo: solo un detalle a investigar y dialogar: quizás hoy asistimos a un cambio semiótico, no semiológico, del capitalismo. Ese cambio quizás y solo quizás indique que tendríamos que darle más lugar a la subjetividad que ese capitalismo produce con su máquinas subjetivantes, incluso siendo esa subjetividad ya no un tema de ideología, sino la condición para el sostén de su hegemonía.
nn saludo cordial
Completamente Alberto. Estamos en una sintonía similar, al respecto. Abrazo
O.
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