2015/02/24

El sentido común, entre la tarea gris y la poética de Mao.

Decíamos en escritos anteriores, que un nuevo sentido común se debe construir sobre el viejo, que es en primer lugar un trabajo gris de dotar a los trabajadores de herramientas e instrumentos para constituir una nueva perspectiva de la realidad. El sentido común podría ser enmarcado en una secuencia de conjuntos significantes o frases que son convalidadas por el uso repetido, por lo consuetudinario. En esas acepciones (contrastadas con la práctica) se encuentra el terreno concreto de lo que siempre se llamó la lucha ideológica. La conciencia por lo tanto lejos de ser un resultado luminoso es comparable a eso que ya no deslumbra tanto, porque fue hecho a base de trabajo. Casi comparable a la obra del artista, que puede deslumbrar, a quien no conoce el proceso de su confección. Obviamente siempre habrá elementos azarosos que son los que de alguna forma constituyen las genialidades, pero hay que convenir que lo principal son el esfuerzo, la dedicación y la tenacidad. Walter Benjamín señalaba que “el genio no es más que laboriosidad”. El trabajo rutinario del intelectual colectivo en el seno del pueblo trabajador es equivalente a lo señalado. No podría ser de otra forma si la base filosófica es el materialismo dialéctico.

En un informe al Partido Comunista de China (PCCh) realizado el 13 de agosto de 1945, que lleva el nombre de “La situación y nuestra política después de la victoria en la Guerra de resistencia contra el Japón”, Mao Tse- tung  da un claro ejemplo de lo que se viene señalando aquí sobre la construcción de un nuevo sentido común, no como un producto que surge ex nihilo sino como la labor del partido en el seno de las masas populares de la China de entonces, en el cual se vislumbra bastante bien cuál debe ser la tarea de la organización para transformar la espontaneidad de las masas y progresivamente llevarla hacia niveles de comprensión que antes no estaban. Si en Lenin es posible encontrar una secuencia de escritos que desde las Tesis de Abril hasta el momento de la revolución de Octubre, marcan la impronta del forzamiento de otra vuelta de tuerca a la revolución de febrero, para profundizar los cambios; es posible mostrar que en el escrito señalada de Mao, se encuentra la punta del ovillo que se va a desplegar hasta el triunfo en 1949 de la revolución proletaria en China. En agosto del ’45 Mao traza la particularidad del enfrentamiento al Kuomintang que hasta no hacía tanto había sido un aliado táctico en la guerra contra el imperialismo japonés.

Citaremos algunos párrafos de este escrito que nos parecen importantes, aunque sería preferible leer completo el apartado ya que la comprensión obviamente sería diferente.  “ Aparte de nuestra propia conciencia política, conciencia política de la vanguardia del proletariado, existe la cuestión de la conciencia política de las masas populares. Cuando el pueblo carece todavía de conciencia política, es enteramente posible que ceda a otros los frutos de la revolución. Esto ocurrió en el pasado. Hoy la conciencia política del pueblo chino también es mucho más alta” expresa Mao, agregando que “El despertar político del pueblo no es cosa fácil. Para desarraigar de la mente del pueblo las ideas erróneas, se requieren muchos esfuerzos serios de nuestra parte. Debemos barrer lo atrasado de la mente del pueblo chino, así como barremos nuestras habitaciones. El polvo no desaparece solo, sin que lo barran. Debemos llevar a cabo una amplia propaganda y educación entre las masas populares, a fin de que comprendan la situación real y la marcha de los acontecimientos de China y tengan confianza en su propia fuerza”.
Esta metáfora del barrido nos parece demasiado explicativa, ya que Mao utiliza ahí un ejemplo de lo cotidiano, y de lo que estaba presente en cualquier habitante de la China de entonces. Mao emprende ahí una metáfora y dice que el partido es la escoba, o que la escoba es el partido, y señala con un lenguaje muy próximo al sentido común no sólo de sus camaradas sino principalmente del pueblo que: “Escoba en mano, tienes que aprender a barrer; no te quedes en la cama soñando con que se levantará una ráfaga y barrerá todo el polvo. Nosotros los marxistas somos realistas revolucionarios y nunca nos entregamos a sueños ociosos. Hay un viejo dicho en China: ‘Levántate al alba y barre el patio’. El alba es el nacimiento de un nuevo día. Nuestros antepasados nos decían que nos levantáramos y barriéramos apenas apuntara el día. Nos señalaron una tarea. Sólo pensando y actuando de este modo sacaremos provecho y tendremos en qué ocupamos. China posee un vasto territorio, y es asunto nuestro limpiarlo con la escoba, pulgada a pulgada”. Antes había dicho que “Nuestra política es la de responder medida por medida y luchar por cada pulgada de terreno”.
Mao enunciaba las tareas ideológicas del intelectual colectivo con frases casi poéticas, pero muy cercanas al sentido común. Cuatro años después de este escrito en China triunfaba la segunda gran revolución después de la de Octubre del ’17.

Obviamente esto prosigue…

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