En campaña electoral, el presidente Evo Morales
convoca a la más amplia unidad popular y la participación para consolidar las
conquistas de la Revolución democrática y cultural y dejar “a la derecha con
cero votos” en octubre.
La denominada revolución
democrática y cultural que se viene produciendo en Bolivia, desde la llegada
del presidente Evo Morales al Palacio Quemado en enero de 2006, si bien pudo
superar exitosamente algunas fases de su desarrollo, hoy se enfrenta a nuevos
desafíos. Las experiencias históricas realizadas por gobiernos de corte popular
–principalmente a lo largo del Siglo XX– demuestran a las claras que no existe
proceso que no sea factible de retrocesos, incluso hasta cuando en ellas se
produjeran cambios sumamente radicales. El próximo 12 de octubre se realizarán
las elecciones presidenciales en el país del altiplano, y allí el binomio
Morales-Álvaro García Linera, pondrá a consideración de la ciudadanía –por
tercera vez– la prosecución y profundización del proceso de cambio. No se trata
en Bolivia, de llegar a un acto eleccionario bajo la impronta de esa
alternancia propuesta por muchos de los ideólogos de las democracias liberales,
un ardid que enmascara un abstracto consenso entre fuerzas políticas contrapuestas.
En Bolivia se trata más bien de plebiscitar y cada vez con más fuerza, un
proceso que necesariamente implica un grado mayor de relaciones de fuerza a
favor de los sectores populares. Tras haber aislado exitosamente la intentona
golpista de agosto y septiembre de 2008, habiendo promulgado luego la nueva
Constitución política de Estado, y volviendo a triunfar electoralmente en
diciembre de 2009, con un porcentaje aún mayor que en 2005; en Bolivia hoy
–según expresa el vicepresidente Álvaro García Linera en su libro Las
tensiones creativas de la revolución– la principal tarea es unificar cada
vez más a los sectores populares y darle resolución efectiva a las diferentes
contradicciones intersectoriales, incluyendo al mismo Estado plurinacional como
un elemento más en dichas tensiones. Según Linera, tras haber aislado a la
derecha más reaccionaria de Bolivia, la tarea actual es lograr una unidad cada
vez mayor que permita el tránsito desde un “republicanismo propietario” hacia
otro que él denomina “republicanismo comunitario”, entendiendo que se trata de
un nuevo horizonte de época. Pero como los procesos sociales no son espontáneos
ni automáticos, ni tampoco el resultado de los mejores deseos de los referentes
populares, resolver las tensiones creativas, y profundizar los cambios,
necesita de una fuerza colectiva y organizada que pueda conducir ese proceso, y
que simultáneamente vaya adquiriendo mucha mayor solidez y densidad. La campaña
electoral iniciada en octubre del año pasado, 12 meses antes de los comicios,
debe entenderse de la forma antedicha, como una escansión táctica para
profundizar el rumbo estratégico de la revolución democrática y cultural.
Las elecciones del próximo 12 de octubre serán las segundas que se realizarán
bajo el amparo de la nueva constitución. Estando previsto en la nueva
normativa, que solamente podrá haber una sola reelección, el binomio Evo-
García Linera pondrá en juego su mandato por primera vez, ya que las elecciones
que ganaron en 2005 no entran en la cuenta debido a que estaban bajo el
paraguas de la vieja institucionalidad. En 2009, la fórmula del gobierno se
impuso por el 64%, es decir, 10 puntos porcentuales más que en 2005, y por esa
razón, cuando en octubre de 2013 se iniciara la campaña actual, Evo les pidió a
sus seguidores, que este año se debiera ganar por el 74%, dando a entender que
ese salto cuantitativo debe ser un salto en calidad, en fortalecimiento del
Movimiento al Socialismo, Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos
(MAS- IPSP) y de todos los movimientos sociales que lo componen, no descartando
la unión con otras organizaciones que se identifican con el proceso de cambio.
Es de destacar en ese sentido el acuerdo alcanzado por el MAS-IPSP con la
Central Obrera Boliviana (COB) que cuenta con más de dos millones de
trabajadores afiliados, resultando dicho acuerdo un avance muy importante en
cuanto a la unidad de los sectores populares de Bolivia.
A poco más de dos meses de las elecciones generales, el oficialista MAS se ha
convertido en el protagonista de la campaña electoral, seguido muy de lejos por
otras cuatro agrupaciones que, en condiciones desventajosas, aspiran a
conquistar el voto a fin de promover otra alternativa al futuro del país. De
esta forma, Evo, que se presenta a una tercera reelección, parece no tener
rival. La oposición se encuentra en un alto grado de dispersión y sus cuatro
variantes son: la Unidad Democrática, que postula al empresario Samuel Doria
Medina y al ex gobernador de Beni Ernesto Suárez; el Movimiento Sin Miedo, que ha
proclamado al ex alcalde de La Paz Juan del Granado y a la ex diputada de Santa
Cruz Adriana Gil como candidatos a la presidencia y la vicepresidencia,
respectivamente. Por su parte, Democracia Cristiana ha presentado al ex
presidente Jorge Tuto Quiroga y a la indígena Tomasita Yarhui, mientras que el
nuevo Partido Verde de Bolivia postula al indígena Fernando Vargas y a Mary
Margot Soria. Según informara EFE, es la primera vez en la historia que más del
50% de los candidatos son mujeres. Tres de ellas aspiran a la vicepresidencia y
alrededor de 382, de un total de 753 mujeres, encabezan las listas para ocupar
cargos en la Asamblea Legislativa.
Según precisan varios analistas de la realidad boliviana, el problema de la
oposición es que carece de propuestas, no tienen la más mínima capacidad para
elaborar una alternativa al gobierno de Morales. Se podría entender dicha
carencia, más como un encubrimiento que como un real vacío, ya que nadie
seriamente podría atreverse a proponer una vuelta al neoliberalismo, mucho más
teniendo en cuenta que en Bolivia ello llevó a más de un quinquenio de
inestabilidad política, institucional y económica. Desde la Guerra del Agua en
el año 2000, pasando por la del Gas (2003), y hasta la llegada de Evo Morales
al gobierno en 2006, se sucedieron 5 presidentes, entre los cuales el
emblemático Gonzalo Goni Sánchez de Losada tuvo que huir del país en 2003 y aún
seguir refugiado en Miami a pesar de enfrentar cargos en la Justicia de su
país, y que se haya solicitado varias veces su extradición. Tampoco pueden
hacer explícitas sus propuestas los que convalidaron la acción golpista en
2008, principalmente en la Media Luna de Bolivia. Que la mayoría de los líderes
de dicha revuelta hayan huido del país, no significa en absoluto que ese sector
haya dejado de existir y que no mantenga cierto accionar conspirativo, aunque
hoy se encuentre bastante debilitado. Precisamente saber que así sucede,
implica para la clase dirigente de la nueva Bolivia redoblar los esfuerzos para
aislarlos mucho más aún. El cambio y fortalecimiento de las relaciones de
fuerza de los sectores populares, a escala de la estructura de la sociedad en
su conjunto, debe ir acompañado de una importante movilización de las clases
otrora subalternas, para apropiarse del Estado, y esto debe tener sin dudas una
traducción en el resultado electoral, marcando en cifras la nueva composición
de la sociedad. De hecho, hoy en el país del altiplano, la campaña electoral
derivó en una gran movilización popular, y ello es un rasgo distintivo de
importancia.
Sin votos para la derecha. Si en el inicio de la campaña Evo pidió
elevar en 10 puntos porcentuales los sufragios que se emitirán en octubre,
haciendo que de esa forma se llegue al 74% del padrón, ahora parece haber
elevado aún más la propuesta. “En esta elección hay que dejar a la derecha con
cero votos”, dijo Evo en la apertura de un multitudinario mitin realizado en la
ciudad de La Paz, para luego agregar que “no estamos lejos. Esa es nuestra
meta. En 6 (de los 9) departamentos (de Bolivia) hay que dejarlos con cero de
senadores y cero de diputados a estos vendepatrias (y) ojalá en todos los
departamentos” aseverando que “ese voto masista, duro y firme, continuará”.
Según los cálculos, obtener esos resultados en los comicios le reservaría al
gobernante MAS, dos tercios de la bicameral Asamblea Legislativa Plurinacional
y también adherir el voto territorial. No menos de 10 mil personas se
congregaron en ese acto capitalino realizado el viernes 19 de julio, y en medio
de cantatas y fervor popular, vivaron a los candidatos Evo Morales y Álvaro
García Linera. Evo allí les pidió a los presentes realizar un “voto
contundente” para el MAS, aunque señaló que debía hacerse “con humildad, con
mucha humildad”.
En la misma línea, Morales, dos días después llegó a la ciudad de Cobija,
departamento de Pando, para entregar la sede sindical al Sindicato del
Autotransporte Urbano Primero de Mayo y aprovechó ese acto público para hablar
a los presentes sobre el proceso electoral.
En el acto que fuera transmitido por el canal estatal, el mandatario les pidió
a sus candidatos y militantes realizar las campañas evitando ingresar en la
provocación y en la “guerra sucia” con sus similares de la oposición, al
considerar que el MAS cuenta con un eficiente plan de gobierno a diferencia de
la oposición. “Decía a nuestros nuevos asambleístas explicar cómo nos dejaron
el departamento, cómo dejaron a Bolivia, cómo estamos ahora y cuáles son
nuestras metas, es sencillo explicar con datos, sin ofender a nadie, sin provocar
a nadie. Si es así, hermanos y hermanas, las elecciones serán una gran fiesta
democrática y los resultados se respetan a nivel de los departamentos y en toda
Bolivia, siempre hemos respetado los resultados”, dijo Morales –citado por el
orureño diario La Patria–, ante una nutrida concurrencia. En dicho
acto, el candidato presidencial y líder de las seis federaciones de productores
de coca del trópico de Cochabamba se reunió con los candidatos y candidatas al
Órgano Legislativo por el MAS para planificar la campaña política en esa
región. “Mi pedido, como siempre, a los candidatos y candidatas, es no entrar
en la agresión, en la provocación, en la guerra sucia; felizmente, el
instrumento político MAS - IPSP tiene su programa, tiene principios y tiene
valores, sólo es cuestión de cumplir”, sostuvo Evo, haciendo referencia directa
a los calificativos hechos por candidatos opositores contra los candidatos
oficialistas que dejaron en claro la “guerra sucia” que se avecina tras el
inicio de las campañas políticas en todo el país.
Samuel Doria Medina, postulante a la primera magistratura del país por la
Unidad Demócrata había expresado ante los medios que, el del MAS es un
“gobierno corrupto”, de “terroristas fracasados” y recordó que García Linera
fue parte del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK), aludiendo a que ese
grupo guerrillero “perpetró un robo millonario a la remesa de la Universidad
Mayor San Simón (UMSS) de Cochabamba”, del que fue acusado García Linera cuando
formó parte del EGTK.
Y si la derecha no cuenta con argumentos para contraponer a las propuestas del
gobierno, resulta triste ver como ciertas izquierdas enfrentadas a Evo Morales,
en lugar de oponer visiones diferenciadas con respecto al proceso de cambio
terminan también por acusar infantilmente sobre cuestiones nimias y de poca
densidad política. El otrora prestigioso Partido Obrero Revolucionario (POR) en
lugar de proponer una alternativa estratégica diferenciada, en las páginas de
su periódico acusa al mandatario de “mujeriego”, y de pagarles a señoritas para
que lo esperen en cada lugar donde él asiste. Argumentos que además de poco
comprobables, pueden servir para engrosar las páginas de revistas del
espectáculo o programas televisivos sobre famosos. Una pena que el legendario
POR de Juan Lechín Oquendo y Guillermo Lora haya caído de tal forma.
Generación Evo. En otros de los actos de campaña que se
vienen desarrollando, Evo les pidió a las bases del MAS tanto unidad como un
plan de acción para formar un liderazgo “invencible”, con el fin de proteger
todas las conquistas sociales realizadas, en un país hoy próspero, y dejar el
poder en manos del pueblo. “Este proceso necesita muchos líderes, ya no es
suficiente Evo, ya no es suficiente Álvaro”, dijo el líder masista en la
inauguración de un congreso de los campesinos cocaleros del trópico de
Cochabamba, realizado los últimos días de julio. En su discurso ante cientos de
campesinos, Morales, de 54 años, pidió educar a los jóvenes líderes que surgen
con mucha conciencia social y transparencia, tomando en cuenta que las leyes
prohíben una nueva reelección consecutiva. “El verdadero partido son los
movimientos sociales, así como estamos en este momento, con la COB, con todas
las fuerzas sociales, esto va a ser invencible”, señaló el mandatario, arengando:
“Compañeras y compañeros, mi deseo es que en este congreso salgan nuevos
lineamientos para fortalecer este poder del pueblo. Lo más importante es la
unidad (...), como instrumento político somos factor de unidad”, complementó,
para por último señalar que “los congresos son fundamentalmente para repasar la
historia, para evaluar el presente y para proyectar la esperanza de Bolivia y
la esperanza de las futuras generaciones, ésa es nuestra obligación”, remarcó
el líder aymara.
El trasvasamiento generacional no es solamente un hecho retórico, pareciera que
se está tomando muy en serio, y tanto es así que surgió la denominada
Generación Evo, como un espacio de nucleamiento juvenil para enfrentar los
nuevos desafíos que enfrenta el proceso de cambio. Tal como ellos se definen,
son los hijos de quienes resistieron al neoliberalismo, y los que se proponen
proseguir con los cambios ya realizados, como fue la desestructuración del
Estado neoliberal y la recuperación de los recursos energéticos del país. Varios
de estos jóvenes de poco más de 20 años, son candidatos a puestos legislativos
en las próximas elecciones. Cuando se inició el proceso de cambio eran apenas
unos niños.
El actual proyecto tiene tres soportes esenciales: Estado plurinacional,
régimen autonómico y economía plural. Sobre esas bases se propone acumular
mucho más fuerzas y sostener un amplio marco de unidad popular para que más
allá de 2020, cuando culminen su nuevo mandato Evo y García Linera se pueda
proyectar una nueva camada de militantes que puedan cumplir efectivamente con
la Agenda Patriótica del Bicentenario, que será en 2025. Pareciera que todas
las previsiones se ajustan a las perspectivas soñadas.