2014/10/26

Perú- La OIT cuestiona propuestas antiobreras

En la reunión que cada cuatro años organiza la Regional Americana de la OIT se debatieron temas centrales para el futuro de la legislación laboral y sindical, siempre sujetos a la tensión entre capital y trabajo.

La Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) congrega cada cuatro años a los protagonistas de la vida política, económica y social de los países de la Región. Además de la presencia de los trabajadores que son representados por sus centrales sindicales, participan los sectores empresariales y los distintos gobiernos a través de sus respectivos ministros de Trabajo. Con el motivo de analizar las problemáticas del trabajo y fundamentalmente las relaciones laborales que se vienen desarrollando últimamente en el continente, tuvo lugar en Perú, entre el 13 y el 16 de octubre la 18º Reunión Regional del máximo organismo laboral del planeta. La anterior se había realizado en Santiago de Chile durante diciembre de 2010.
Particularmente, hoy cuenta con gran importancia este tipo de encuentros, ya que las relaciones entre trabajadores y empleadores resultan sumamente variables e inestables en tiempos en los cuales se van produciendo cambios pronunciados en el sistema productivo regional. Además del crecimiento económico producido desde los inicios del siglo, hay que contabilizar además, una seguidilla de crisis, que si bien no se localizan exclusivamente en la región, no dejan de repercutir en ella. Uno de los objetivos principales que se da esta clase de foro, es acordar entre las partes, la supresión progresiva de todas las formas de trabajo basura, al igual que impedir que ante determinadas coyunturas se produzca el surgimiento de modalidades indeseadas de contratación. En tal sentido resultó bastante llamativo que una propuesta realizada por algunos sectores empresariales peruanos –que supuestamente combatiría la informalidad laboral– fuera enérgicamente rechazada por la OIT. Según el director general de este organismo, el británico Guy Ryder, la normativa propuesta cuestiona derechos fundamentales de la masa asalariada, aunque no desestimó el debate tripartito entre trabajadores, empresarios y gobierno (ver abajo).
Más de 490 delegados de gobiernos, trabajadores y empleadores reunidos en el marco de la 18ª Reunión Regional Americana de la OIT acordaron el 16 de octubre una serie de medidas para promover la lucha contra la informalidad y la desigualdad en la región a través del trabajo decente. “Es muy importante que desde las Américas mandemos al mundo un mensaje común, tripartito, que no hay desarrollo que merezca el calificativo de humano sin trabajo decente y la democracia sólo se fortalece si hay mejores empleos para todos”, expresó Guy Ryder, en su discurso de clausura de la reunión. La informalidad laboral en la región aún es muy grande. Según los últimos datos de la OIT, existen 130 millones de trabajadoras y trabajadores en esas condiciones, lo que representa casi el 47 por ciento de la población.
Por su parte, Fredy Otárola, ministro de Trabajo y Promoción del Empleo de Perú y presidente de la conferencia dijo que “hemos convenido que la reducción de la desigualdad favorece el desarrollo sostenible y la gobernabilidad”.
Durante los cuatro días de la reunión, los delegados de la 18ª Reunión Regional Americana discutieron sobre el informe del Director General Guy Ryder, participando de sesiones interactivas en torno al desarrollo sostenible, la transición de la informalidad a la formalidad en el trabajo, y el papel de las multinacionales en la promoción del Trabajo Decente.
Según se señala en la denominada “Declaración de Lima”, en la última década, hay países de las Américas que han tenido avances significativos en materia de crecimiento económico, baja del desempleo, reducción de la pobreza y mejoramiento de otros indicadores laborales. Sin embargo, la región sigue teniendo grandes desigualdades. El reto de combatir la desigualdad –se señala– requiere políticas públicas integradas, tanto económicas como sociales, que promuevan la inclusión social, el trabajo decente y el empleo productivo, así como un entorno propicio para empresas sostenibles. Esto incluye políticas públicas en contra de la discriminación y de la violación de la libertad sindical y de asociación. Para superar los obstáculos existentes y avanzar en la creación de empleos de calidad es esencial que haya “respeto por los derechos fundamentales en el trabajo, un entorno propicio para las empresas sostenibles y un diálogo social efectivo, basado en la confianza mutua entre los gobiernos y las organizaciones de empleadores y de trabajadores representativas e independientes” se señala.
Entre otras resoluciones, los participantes del encuentro acordaron sostener un marco amplio de políticas para la promoción del empleo pleno, decente, productivo y libremente elegido; políticas para promover el respeto a la libertad sindical y la negociación colectiva, incluyendo la identificación y eliminación de restricciones legales para el ejercicio de estos derechos, garantizando la debida protección y respeto al ejercicio de la actividad sindical.
También se propuso establecer políticas de reestructuración productiva centradas en la transformación industrial hacia productos con mayor valor agregado, al igual que políticas de integración regional para promover un mercado ampliado en el comercio e inversión, con énfasis en la infraestructura, procurando incrementar la competitividad de las economías.
Se propuso, a su vez, establecer políticas de salarios mínimos para los trabajadores. Entre algunas medidas destacadas se señaló la necesidad de erradicar la esclavitud y el trabajo forzoso, el trabajo infantil, destacando al respecto la iniciativa que lleva por nombre “América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil”.
A su vez, los trabajadores, empresarios y gobiernos acordaron en el documento final, solicitar a la OIT promover los derechos de libertad sindical y negociación colectiva y otros derechos fundamentales, a través de programas de acción, asistencia técnica y campañas. También promover la coherencia de políticas a nivel global, regional y nacional para alcanzar un desarrollo sostenible centrado en el trabajo decente y el empleo productivo, profundizar la colaboración con organizaciones internacionales y regionales para promover sinergias y avanzar el Programa de Trabajo Decente. En tal sentido se señaló también la promoción del diálogo social efectivo mediante el fortalecimiento de la capacidad de los gobiernos y de los interlocutores sociales.
La 18 º Reunión Regional Americana contó con un total de 497 delegados provenientes de 33 países del continente, de los cuales 33 por ciento fueron mujeres, un incremento de casi diez por ciento comparado con la última reunión regional americana realizada en Chile.

La controversia peruana. El empresariado del país andino, encabezado por la Asociación de Exportadores del Perú (ÁDEX) entregó al presidente Ollanta Humala un paquete de propuestas laborales y tributarias cuya ejecución permitiría salir de la informalidad a 11 millones de personas y recuperar las tasas de crecimiento. La propuesta considera crear una especie de reglamento laboral paralelo al formal, que encuadre la informalidad prescindiendo de una cantidad importante de derechos que hoy tienen los trabajadores  formales. En tal sentido el secretario general de la OIT, el ex sindicalista británico Guy Ryder dijo que este debate no se da solamente en el Perú, pero que resulta ilegítimo cuestionar los derechos de los trabajadores. En tal sentido Ryder señaló: “No creo que la competitividad y la productividad de un país pasen por la reducción de salarios ni por la reducción de las condiciones de trabajo”, agregando que “En América latina, el porcentaje del producto nacional que va al trabajo es muy bajo, más que en otras regiones, así que no creo que las mejoras en competitividad y productividad pasen por una reducción de salarios”, aseveró, señalando posteriormente que donde deben buscarse mejoras es en la formación de políticas que preparen a los jóvenes para los mercados de trabajo, agregando que deben sumarse temas como las inversiones en el capital humano y la utilización de tecnologías de punta.
“Esos son los grandes temas, y repito que eso no quiere decir que el debate de las reformas del mercado de trabajo no sea legítimo y necesario, pero creo, y la experiencia me apoya, que esta clase de reformas tendrían normalmente que pasar por un proceso de diálogo social, y no por imposición unilateral”, dijo el ex sindicalista.


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