2013/10/13

Evo Morales: “Debemos ganar con el 74%”

Bolivia. A un año de las futuras elecciones presidenciales, previstas para octubre de 2014, Evo Morales hizo públicos los lineamientos a seguir en un Ampliado nacional de la alianza Movimiento al Socialismo MAS-IPSP.


En octubre de 2014 se realizarán las próximas elecciones presidenciales en Bolivia. Así lo determinó el Tribunal Supremo Electoral (TSP) los últimos días de septiembre. Si bien falta un año, el actual mandatario Evo Morales Ayma, el sábado 5 de octubre, en un Ampliado nacional del Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía del los Pueblos (MAS-IPSP), se explayó ante la numerosa militancia presente sobre la estrategia a seguir por esa fuerza política para afrontar las elecciones. La previsión temporal se fundamenta en que no se trata sólo de cómo organizar una campaña electoral, sino que se debe articular con la construcción del poder popular suficiente para profundizar lo que en Bolivia se conoce como revolución democrática y cultural. Evo puso en consideración, para próximos debates a realizarse en una serie de ampliados, el programa de gobierno que el pueblo boliviano deberá elegir en las próximas elecciones, y que según él debiera salir de las mismas bases de la sociedad, enmarcado en lo que en el país se conoce como la Agenda Patriótica del Bicentenario 2025.
Ese sábado 5, el Coliseo de la Coronilla se encontraba colmado por más de un millar de delegados partidarios y autoridades electas. Allí se daban cita delegados de los nueve departamentos que constituyen el Estado Plurinacional, entre los cuales se destacaban los referentes de los diversos movimientos sociales que constituyen al MAS, campesinos, indígenas, mineros, mujeres, choferes, trabajadores cooperativistas.
Al inaugurar el Ampliado, Evo Morales expresó que el reto mayor debe ser planificar cómo se tiene que organizar y actuar el partido en una “gran movilización nacional para garantizar el triunfo del pueblo boliviano, el triunfo de la revolución democrática y cultural”. Y agregó: “Cada elección debemos aumentar 10% ya que está en nuestros manos, tenemos programa, tenemos principios, tenemos partido, tenemos movimientos sociales”.
Realizando una cronología histórica, el dignatario andino sostuvo que en 2002, cuando nadie pronosticaba con demasiado optimismo que el MAS (llevándolo por primera vez como candidato presidencial) obtuviera mucho más que un 8%, la fuerza logró alcanzar el 20% perdiendo por menos de un punto porcentual contra una coalición de cinco partidos que encabezaba el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario). En 2005, el MAS sí lograría imponerse por el 54% de los votos, rompiendo con una larga inercia de pactos entre partidos tradicionales que desde la década del ’80 sostuvieran obsecuentemente en el país las recetas neoliberales promovidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
“Este ampliado del MAS-IPSP debe marcar acá otro hecho histórico y la meta para mí es ganar con 74%”, dijo Evo en el Coliseo de la Coronilla recordando que a partir de 2005 el MAS electoralmente no paró de crecer obteniendo seis triunfos electorales consecutivos, como nunca antes había logrado ninguna otra fuerza en Bolivia. “En 2002 obtuvimos el 20%, pero cuando ganamos las elecciones, en 2005, fue con 54%. Llega 2009 y ganamos con 64%, es decir, 10% más que en la anterior elección y ahora la meta debe ser llegar el próximo año al 74%”.
Ante la insistencia y la presión opositora, cuando en 2009 se realizó el Referéndum Revocatorio, Morales fue ratificado con el 64%. Cuando se hizo el referendo por la nueva Constitución, esta recibió el apoyo del 70%, dijo el mandatario, haciendo mención a que en la historia de Bolivia, ninguna organización política pudo ganar seis votaciones consecutivas como lo hiciera el MAS-IPSP, tres de ellas con más del 50% y tres con más del 60%. Entre éstas cuentan elecciones generales, municipales y departamentales, y esto, a su juicio, se debe gracias a los dirigentes y a las bases de todo el movimiento político y social que constituye el MAS-IPSP, logrando obtener así siete gobernaciones de las nueve existentes y 280 alcaldías de las 341 registradas en territorio nacional. “No creo que venga otro partido que pueda batir el récord logrado por el MAS-IPSP junto a los movimientos sociales de toda Bolivia”, dijo Evo, pidiéndole al ampliado sostener en el tiempo los cambios producidos en la sociedad boliviana.
Pero el énfasis puesto en el porcentaje a alcanzar en las presidenciales de octubre de 2014, fue acompañado de múltiples sugerencias que el mandatario le hiciera a las bases, con respecto al trabajo político que la fuerza que conduce debe realizar para alcanzar ese objetivo. “Lo más importante para mí es el tema de unidad. Unidad orgánica y unidad política y tenemos tiempo todavía para superar, mejorar y unirnos”, le manifestó Evo a los concurrentes, ya que para él “la unidad es el triunfo del pueblo, es la derrota del imperio, es un programa con principios” porque “la unidad en Bolivia es sepultura para los neoliberales”. En ese sentido, Morales propuso que para alcanzar el triunfo esperado es necesario posponer intereses y ambiciones personales para trabajar por el conjunto de la sociedad, convocando a todos aquellos dirigentes y personas de base comprometidas con las causas populares, a trabajar por esa unidad. Si bien en el mensaje Evo hizo referencia a todos esos oportunistas que hacen de la política un instrumento para beneficio propio, no dejó de enfatizar en lo dicho, sobre un problema que el MAS viene acarreando y que es el de la contraposición entre los intereses corporativos propios a determinados movimientos sociales, y el interés político general.
El mandatario recomendó, a su vez, comenzar a acumular material y recursos para la campaña electoral. Dicha tarea en primer lugar deberán encararla los alcaldes, concejales y dirigentes sindicales a través del autofinanciamiento. Una misión sustantiva será para el MAS, la de reinscribir militantes, en la cual la tarea de los dirigentes implicará un redoble de los esfuerzos, debido a la falta de recursos con los que se cuenta para llevar adelante dicho quehacer.
La reversión del poder. Si bien en las experiencias democráticas (ya sean progresistas o retardatarias) resulta siempre el candidato presidencial el que tracciona la marea de votos a favor de las instancias distritales o locales, la apuesta que Evo Morales dejó entrever en el ampliado de Cochabamba pareciera apuntar a que los verdaderos artífices del eventual triunfo electoral (y, fundamentalmente, por el porcentaje al que aspira), sean éstos los alcaldes, los que llevan adelante las gestiones más próximas al ciudadano de a pie. La mejor campaña debe surgir de las alcaldías mismas, sostuvo, agregando que a través de la ayuda del gobierno central y de los departamentales, los representantes locales “deben tomar en cuenta esta recomendación consistente en que la mejor campaña será invertir, prestar servicio, salud, educación y servicios básicos a todas nuestras bases en Bolivia”, sugirió.
En el plano ideológico, Evo ratificó el rumbo tanto anticapitalista como antiimperialista, sugiriendo que todo el pueblo aporte a consolidar la Agenda Patriótica del Bicentenario 2015, y para lo cual están previstos nuevos encuentros ampliados para debatir sobre esas propuestas. En noviembre se realizará el próximo plenario, en el cual participarán todos los sectores sociales, federaciones y confederaciones nacionales para debatir el programa de Gobierno y los principios rectores del MAS-IPSP, junto a los movimientos sociales. “Convocaremos para preparar el programa de gobierno. El programa de gobierno no debe venir de arriba, debe salir del pueblo boliviano y convocamos a nuestros profesionales a ordenar esa gran reivindicación social, cultural, económica, productiva”, dijo Evo, reiterando que ese plan es la agenda patriótica del bicentenario, mientras que en el ampliado siguiente, que según informaba el departamento de prensa del Ministerio de la Presidencia, se realizará aproximadamente en cuatro meses, y que será para preparar la forma de elección de los candidatos a presidente, vicepresidente, diputados plurinominales, uninominales y senadores. “Quienes desde ahora están proclamándose se equivocan, no es tiempo de proclamar candidatos, es tiempo de planificar la movilización”, dijo Morales, recomendándole a las autoridades nacionales trabajar en un 50% de su tiempo en la campaña con miras a las elecciones de octubre del próximo año.
Si bien el liderazgo de Evo Morales es en Bolivia un dato indubitable, y una de las razones principales para que el MAS esté en el gobierno desde enero de 2006, ningún analista puede negar la importancia que tiene la base social conformada por movimientos populares, en la cual se sostiene “el proceso de cambio”. De todas formas, aunque esa base haya protagonizado antes de asumir la gestión, casi una década de resistencia social, no pocos analistas sostienen que aún hoy, el MAS no pudo conformarse como una verdadera herramienta política, prevaleciendo muchos rasgos, que le dan más la característica de una coordinación de movimientos sociales, con todas las implicancias desfavorables, que de ello resulta. En una nota publicada en septiembre, en el suplemento Animal Político del diario La Razón, firmada por Ricardo Aguilar Agramont, y en la cual el autor cita a diversas fuentes, muchos coinciden en este diagnóstico, incluso funcionarios del gobierno como el ministro Carlos Romero. Este último señala que los movimientos sociales “tienden a desarrollarse como estructuras paralelas”, y que aunque el presidente Morales “ha optado” por darles “mayor protagonismo”, en muchos casos ese “paralelismo”, puede “debilitar” la acción del partido. “Eso yo lo vería como un problema que ha sabido ser detenido”, señalaba Romero. Por su parte, la socióloga María Teresa Zegada apuntaba en la nota que el “gran desafío” del MAS no es “llegar al poder” como para otros partidos, porque más bien lo hizo de forma rápida. Según Zegada, “su reto es el de construir su institucionalidad organizativa”, ya que el MAS, al acoplarse a la lógica de funcionamiento de las organizaciones sociales, tiene ventajas, como contar con una base social disciplinada y activa, pero también la desventaja y “los riesgos” de una corporativización partidaria, en la que “primen más los intereses de los sectores que los intereses del partido o que se entremezclen”. Zegada daba el ejemplo del sector cooperativista, que además de respaldar al MAS, “tiene representantes en el Ejecutivo y en el Legislativo” y ejerce desde ahí presiones ligadas a sus intereses sectoriales, lo cual puede “distorsionar los fines ideológicos del partido”. Para la analista, encarar el desarrollo institucional es el “gran reto” del partido de gobierno. En general, muchos analistas en la mencionada nota coincidían que una visión corporativizada de la política puede llegar a hacer que prevalezca más una mirada gremial que una política.
Detenerse en estas consideraciones acerca de las contradicciones entre intereses corporativos e interés general, al igual que entre movimiento político y coordinación de movimientos sociales, adquiere gran relevancia a partir de las propuestas que el mandatario Evo Morales realizara en el ampliado del MAS realizado en el Coliseo de la Coronilla. Además de sugerir que se privilegien los intereses de la nación en su conjunto, el líder masista expresó la necesidad de debatir el programa de gobierno, lo cual ya es un hecho político, que si tiene algún precedente en el país del altiplano, es el debate popular realizado en la Asamblea Constituyente para establecer la nueva Constitución Política de Estado (CPE).
“La agenda patriótica será el Programa de Gobierno que venga de los distintos sectores (…), el Programa de Gobierno debe salir de nosotros”, dijo Evo en Cochabamba.
Considerando el lanzamiento de una campaña, un año antes de los comicios, habría que suponer que se fundamenta en mucho más que una razón que sea la explícitamente electoral, y que por ende excede largamente los cronogramas de las democracias realmente existentes. En Bolivia, por lo que se puede observar, lo que está principalmente en juego es una horizontalización y reversión del poder, o al menos la constitución de un nuevo paradigma de poder, en el cual los diferentes actores adquieran un protagonismo, que no necesariamente el umbral de la democracia liberal, expresamente contiene, y que la mayoría de las veces intenta socavarlo, acallándolo, para privilegiar intereses de minorías económicamente predominantes. Esas minorías que gobernaron por décadas y que son reacias a perder sus beneficios corporativos.
Sin lugar a dudas, la apuesta de aumentar el caudal electoral un 10% en cada elección, excede lo estrictamente cuantitativo, y va por un salto cualitativo en el nivel de conciencia y organización del pueblo boliviano en su totalidad. Construir un 74% implica necesariamente un peldaño más arriba en las relaciones de fuerzas, ya no entendidas simplemente como un resultado electoral eventual (que bien podría ser azaroso o casual), sino como la necesidad de que el ciudadano de Bolivia comprenda subjetivamente que un proceso como la revolución democrática y cultural ya no debe estar sujeto a eventuales retrocesos, y que él mismo es partícipe necesario de ese no retorno.
Y a pesar de todo. Si bien tanto en Bolivia como en el resto de los países de la región, los medios de información son muy susceptibles a considerar lo que puedan decir desde los países centrales, esta vez no pudieron desconocer que en la semana que pasó, más precisamente el martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia crecerá 5,4% en 2013 y se colocará entre las tres economías que más progresarán este año, junto a Perú (5,4%) y por debajo de Paraguay (12%). En su informe “Perspectivas económicas mundiales” el organismo multilateral consideró que Bolivia crecerá 5% en 2014 y será la segunda economía que más progresará ese año, por debajo de Perú con 5,7%. Si bien crecimiento no se corresponde necesariamente con desarrollo o inclusión, los datos señalados valen, al menos para cierta opinión pública. Tampoco pueden decir tanto, esos medios, acerca de los progresos del país del altiplano, con respecto a la lucha contra el narcotráfico, tras dar grandes saltos en esa materia, después de haber expulsado a la DEA en 2008, considerada esa agencia norteamericana como la garantía de la lucha antinarcóticos.


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