2012/09/03

Votar a los 16


Esta semana se abrirá en el Senado el debate sobre el proyecto que permitiría de forma optativa, que los jóvenes de entre 16 y 18 años puedan votar.

La politización juvenil siempre fue el resultado de la ampliación de derechos, principalmente en el plano de la educación. El proceso de radicalización de los años sesenta- setenta, tuvo como uno de los actores principales al movimiento estudiantil, que había sido producido por la ampliación de los derechos a la educación, principalmente de los hijos de una clase trabajadora en expansión, a partir del paradigma fordista y de la supremacía del Estado de bienestar. El estudiante de entonces era el producto de una sociedad más inclusiva, y el acceso público a la educación, y principalmente a la Universidad, lograban constituir un sujeto crítico y por ende politizado, con vocación transformadora, que desde la temprana adolescencia ya se interesaba por la cosa pública. Con las herramientas que le proporcionaba la educación, y ante una realidad objetiva contradictoria, este sujeto juvenil tomaba posiciones. La caída del fordismo en la estructura productiva, se llevó puesto a este estudiante masivo y crítico, mientras también se desplomaba el estado de bienestar.

La lógica de un Estado presente nunca puede no ser, la que se imponga desde la ampliación de los derechos de las mayorías juveniles con respecto a la educación. En este sentido la creación de universidades en el conurbano bonaerense, las Becas Bicentenario, el programa Conectar Igualdad, el privilegiar la formación y capacitación del empleo en los jóvenes, y muchas otras medidas, son también las causantes de la politización. Que a partir de los 16 años se pueda votar, es un reconocimiento a ello. Es más: es la extensión de un mismo y único derecho. La contracara es la privatización de la enseñanza y la persecución de las actividades políticas juveniles.

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