2012/09/15

La clase media


El término clase media, más que expresar un concepto sociológico, resulta una generalización que en verdad oculta todos los matices y particularidades incluidos en su fallida definición. Esbozar una estrategia que tenga como horizonte profundizar los cambios ya realizados, debe necesariamente desprenderse de seudo conceptos que no hacen más que oscurecer la realidad social, no permitiendo extraer conclusiones válidas, para el accionar colectivo.
Desde el momento de las movilizaciones espontáneas y no tanto, realizadas en los principales centros urbanos del país, el pasado jueves, se intenta mostrar una ecuación falaz: caceroleros = clase media = gorilas. El que escribe cree que realizar esas equivalencias, lejos de aportar algún dato saliente para el debate y la organización de las grandes masas populares, lo único que hace es oscurecer el problema. No existe un sujeto que podría llamarse clase media, y tampoco sería deseable que él exista como un opositor empedernido. Mucho se dijo acerca de cuando Carta Abierta le dio el mote de destituyente al campo, y con eso le otorgó una identidad que no tenía. Se trata de no reciclar el mismo error.
En el proyecto iniciado en 2003, están incluidos objetivamente sectores de la sociedad que son parte de la mal denominada clase media, a saber: empresarios, profesionales, trabajadores calificados y un largo etcétera donde sin dudas entra la mayoría de la clase política. El kirchenerismo a partir de 2010 acumuló principalmente entre estos sectores.

El enemigo principal es otro

Las clases medias siempre resultaron un terreno fangoso donde se intenta construir una de las patas principales del consenso. Son masas sin un proyecto propio, y por ende plausibles de ser arrastradas hacia lo más retrógrado de la sociedad. Son un espacio de disputa, que no hay que regalárselo a los que si tienen un proyecto, y que son los que en 200 años se fueron transformando en una elite de poder, que construyó un país para pocos, y a la vez dependiente. Estos últimos si, son el enemigo. No hay que engrosarles las filas.

No hay comentarios.: